Sherlock Holmes: Indicio e Intuición (2012)

Sir. Artur Conan Doyle
Sir. Artur Conan Doyle

El historiador italiano Carlo Ginzburg, así como su coterráneo escritor y filósofo Umberto Eco, han hecho referencia a la analogía metodológica entre las formas de pensamiento de: 1) el político y crítico de arte italiano Giovanni Morelli, 2) el médico escocés y escritor de literatura policíaca Sir. Conan Doyle, y 3) el neurólogo austríaco y fundador del psicoanálisis, profesor Sigmund Freud.

 

     ¿Cuál es el factor común entre estos tres heterogéneos personajes? Además de -o tal vez por- haberse fugado de sus "disciplinas de-formación" hacia un terreno transdisciplinar aparentemente especulativo, comparten una extraordinaria capacidad de descifrar indicios. Los tres habrían hecho uso de una metodología abductiva que parte del rasgo, comprendido como signo, para identificar los mecanismos que actúan en su producción y llegar así a ubicar el caso al que dicha singularidad pertenece.

 

     Según el filósofo, científico y lógico estadounidense Charles S. Peirce, este es un procedimiento semiótico de indagación especialmente usado para resolver casos que se presentan a primera vista confusos, misteriosos o hasta inexplicables. Por lo cual se emparenta estrechamente con la clínica, a saber, con la práctica de observación -en el propio cuerpo enfermo o en el terreno de los acontecimientos- y con la sucesión de análisis parciales sobre los indicios que se van obteniendo a partir de la descripción de los hechos. En este sentido, sus técnicas son apropiadas para estudiar fenómenos que no se dejan abordar unilateralmente por las metodologías inductiva y deductiva, por lo cual requieren de la abducción como medio para la construcción de hipótesis a través de un "pensamiento intuitivo". Inferencias que son producidas con base en los conocimientos científicos acumulados y puestas a prueba a partir de la contrastación en la experiencia de los efectos de su aplicación.

 

     El fin aquí no es obtener la Verdad -absoluta y universal: trascendente- sino arribar a la conjetura más probable, o en todo caso la menos inverosímil, que permita explicar la categoría a la que responden los mecanismos que operan en el singular fenómeno de estudio, para así poder manipularlo en la experiencia. O, si es el caso, llegar a demostrar el vacío en el conocimiento actual sobre el asunto y empezar a arriesgar inferencias inéditas por medio de la analogía-diferencia entre los indicios del fenómeno de estudio y los rasgos de casos similares. 

 

     En consecuencia, no es raro que a veces a científicos, no familiarizados con este proceder y sí con la metodología positivista, les resulte extraño o hasta cuestionable. Algunos llegan a encontrarlo cercano a proto-ciencias, como la alquimia, o a prácticas místicas, como la brujería, o simplemente tildan a quienes lo usan de charlatanes con semblante científico. Tal vez ésto se deba a que la inferencia abductiva, en lugar de interesarse en explicar el por qué (fundamento último/primero de las cosas), intenta aproximarse al cómo acontecen los hechos, a su funcionamiento. Lo cual es un objetivo más modesto pero práctico, en definitiva.

 

     De todo lo dicho se deriva que la contundencia del saber, así producido, sólo puede ser disputada en el campo de la experiencia, más no necesariamente en la validación lógica de los enunciados teórico-conceptuales que pretenden explicar sus leyes causales. Es decir, su efectividad se comprueba pragmáticamente, en lo real, más allá del ideal racionalista de perfección circular o de cierre del conocimiento. 

 

     A modo de ilustración lúdica, sugiero -entre otras- la siguiente película del regreso de Sherlock Holmes, personaje creado por Conan Doyle: “El ritual de los Musgrave”. En esta cinta se muestra a un Sherlock Homes inicialmente aburrido, a causa de la ausencia de personajes o sucesos que reten su curiosidad espontánea, al punto de llegar a recurrir a la inyección de psicofármacos como pasa tiempo. Luego, poco a poco, se da la activación del protagonísta suscitada por su gusto -también compulsivo- de la sospecha y la indagación. Se presenta un investigador que se deja sorprender e interrogar por los indicios que va construyendo a partir de la observación y la descripción de los hechos. Un personaje analítico que usa su ser y su cuerpo como instrumentos de resonancia para la producción de inferencias. Llegando así a sentir empatía por el personaje X de la ecuación y a descifrar su modo de pensar, para arriesgar una conjetura sobre lo que pudo haber motivado su conducta. Incluso, se ve cómo la capacidad de sospecha habilita a Homes para ir más allá de la explicación que a los demás les parecía suficiente, teniendo en cuenta no sólo los móviles racionales sino, también, las pasiones que se juegan en todo acontecimiento humano. 

 

Video disponible en:

https://www.youtube.com/watch?v=r7w7LGvZnQs

 

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